¿Le apasiona la cocina y disfruta preparando ricas recetas? ¿Conoce las propiedades de los aceites vegetales de cocina más utilizados en el mundo? A continuación le presentamos tres de los aceites más comunes para su uso en la preparación de alimentos. Si desea información sobre las propiedades de otros aceites como el de colza, maíz o girasol, pinche aquí.
Aceite de oliva
El aceite de oliva es el aceite más común y utilizado en la cocina. Es ideal para freír a altas temperaturas sin quemar incluso a 280 grados debido a su baja acidez. Se le recomienda a todos aquellos que sufren de colesterol alto ya que es un gran protector de las arterias y especialmente importante en la prevención del cáncer. Sin embargo, la ingesta de aceite de oliva debe mantenerse siempre bajo control cuando se esté a dieta, donde la cantidad se reduce generalmente a una cucharadita.
Aceite de semillas de cacahuete
El aceite de maní llega hasta los 220 grados y es ideal tanto como para freír como para la preparación de dulces por su sabor neutro. La única pega es que, a veces, en productos menos refinados, puede contener una pequeña cantidad de proteínas suficientes para desencadenar reacciones alérgicas en las personas ya sensibilizadas. Es rico en ácido linoleico y casi no contiene colesterol ni grasas saturadas, convirtiéndolo en una ayuda valiosa para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Por supuesto, se debe consumir con moderación y como sustituto de grasas animales (mantequilla, nata, manteca, etcétera).
Aceite de palma
Si desea descubrir la cocina africana, el aceite de palma es el adecuado para usted. Se trata de un aceite particular de color rojo y con altas cantidades de grasas saturadas que lo llevan a espesar a temperaturas bajas. Si está refinado es ideal para la prevención de enfermedades relacionadas con la deficiencia de vitaminas y disminuye el nivel de colesterol y triglicéridos en la sangre humana. El aceite de palma es uno de los pocos aceites que cuando se consume en grandes cantidades no provoca ningún daño a nuestro cuerpo.
Aceite de oliva
El aceite de oliva es el aceite más común y utilizado en la cocina. Es ideal para freír a altas temperaturas sin quemar incluso a 280 grados debido a su baja acidez. Se le recomienda a todos aquellos que sufren de colesterol alto ya que es un gran protector de las arterias y especialmente importante en la prevención del cáncer. Sin embargo, la ingesta de aceite de oliva debe mantenerse siempre bajo control cuando se esté a dieta, donde la cantidad se reduce generalmente a una cucharadita.
Aceite de semillas de cacahuete
El aceite de maní llega hasta los 220 grados y es ideal tanto como para freír como para la preparación de dulces por su sabor neutro. La única pega es que, a veces, en productos menos refinados, puede contener una pequeña cantidad de proteínas suficientes para desencadenar reacciones alérgicas en las personas ya sensibilizadas. Es rico en ácido linoleico y casi no contiene colesterol ni grasas saturadas, convirtiéndolo en una ayuda valiosa para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Por supuesto, se debe consumir con moderación y como sustituto de grasas animales (mantequilla, nata, manteca, etcétera).
Aceite de palma
Si desea descubrir la cocina africana, el aceite de palma es el adecuado para usted. Se trata de un aceite particular de color rojo y con altas cantidades de grasas saturadas que lo llevan a espesar a temperaturas bajas. Si está refinado es ideal para la prevención de enfermedades relacionadas con la deficiencia de vitaminas y disminuye el nivel de colesterol y triglicéridos en la sangre humana. El aceite de palma es uno de los pocos aceites que cuando se consume en grandes cantidades no provoca ningún daño a nuestro cuerpo.
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