El aceite de colza no es uno de los más conocidos debido al amplio reconocimiento a nivel mundial de otros aceites como el de girasol o el de oliva, pero también aporta beneficios muy saludables a nuestro organismo que pasaremos a detallarle a continuación.
 
Tiene sus orígenes a  principios de la década de los 70 y se extrae de la semilla de colza. Su textura es viscosa y posee un color pardoscuro antes de pasar por el proceso de refinería.
 
Este aceite tiene unos niveles muy bajos de ácidos grasos saturados (no alcanza el 7 %) y por el contrario, contiene en torno a un 65 % de ácidos grasos monoinsaturados y 26 % o poco más de ácidos grasos poliinsaturados. Gracias a sus grasas monoinsaturadas, nuestros niveles de colesterol pueden mantenerse estables.
 
Los expertos recomiendan una proporción mayor de ácidos grasos monoinsaturados que de poliinsaturados, por lo que podemos decir que el aceite de colza tiene una buena relación en la calidad de sus grasas, incluso mejor que las del aceite de oliva, que además tiene más grasas saturadas.
 
De igual manera, posee alrededor de 50 mg de vitamina E con función antioxidante por cada 100 gramos, lo que supera con creces la proporción de este micronutriente en el aceite de oliva. Además, un 10% de sus grasas son omega 3, por lo que nos protege a nivel cardiovascular y favorece nuestros grado de lípidos en sangre.
 
En la cocina, el aceite de colza se suele utilizar para hacer salteados, como aliño de ensaladas y otras cocinas que se cocinen a una temperatura media de hasta 190 ºC. También se emplea para hornear repostería, ya que tendrá menos grasas saturadas y trans que si se utiliza otro tipo de aceite.
 
Como podemos ver, el aceite de colza puede ayudarnos a prevenir enfermedades cardiovasculares, dislipemias y aterosclerosis si lo introducimos como un habitual en nuestra dieta alimenticia.